Jaua-Sarisariñama
Perteneciente a la formación más antigua de la tierra, el Escudo Guayanés, en este parque se encuentran tres de los más importantes macizos de roca arenisca con forma de mesa o tepuy, llamadas por los makiritares Jaua-Jidi, Sarisariñama Jidi y Guanacoco Jidi. Las rocas son principalmente areniscas formadas hace 1.590 y 1.250 millones de años. Sobre la meseta de Sarisariñama se encuentra un fenómeno único en el mundo, como son unos enormes huecos profundos abiertos en la roca, llamados simas. La más grande de todas tiene una profundidad vertical absoluta de 350 m., con una boca de 352 m. de diámetro y 502 m. en el fondo. Vistas desde el aire parecen unos gigantescos hoyos de golf en una inmensa planicie verde de centenares de km2. Esta zona es de gran pluviosidad y de aquí nacen los ríos Caura, Erebato, Ventuari.
Aquí existe una extensa vegetación selvática, que varía dependiendo de las características de humedad, temperatura y precipitaciones. Es posible encontrar desde la selva enana o achaparrada hasta especies de árboles más comunes de mayor altura. Por ejemplo, en los ríos se desarrolla una vegetación de galería o ribereña de gran número y especies de palmas. En las zonas pantanosas se pueden encontrar musgos, orquídeas, bromelias, enredaderas comunes, helechos, etc.
Canaima
Por su extensión este parque se ubica entre los más grandes del mundo. Fue creado en 1962. Por el norte su límite es la desembocadura del río Antabare hasta la Serranía de Lema; por el este con la carretera El Dorado-Santa Elena de Uairén, desde el sitio conocido como Piedra de la Virgen hasta El Oso, y hasta el hito fronterizo ubicado en el Roraima; por el sur desde la cabecera del río Arabopo en dirección este-oeste, que luego se denomina Kukenán y finalmente Caroní; y por el oeste el río Caroní hasta la confluencia del río Antabare. Es un parque impresionante con características de belleza únicas en el mundo. La grandiosidad del paisaje encuentra su máxima expresión en el Escudo Guayanés, la formación geológica más antigua de la tierra, cuya data se calcula en 200 millones de años, hacia el período precámbrico. Hacia el lado occidental está la selva impenetrable del Escudo Guayanés y hacia el lado oriental las onduladas planicies de La Gran Sabana, plenas de flora y fauna, surcadas por ríos tempestuosos. A la distancia se destacan los tepuis, impresionantes formas tabulares de altas mesas y mesetas que se levantan abruptamente, con paredes verticales polícromas formadas por la erosión que durante miles de años ha horadado la roca.
La Fauna es bastante diversa y con varias especies que se encuentran en peligro de extinción, entre las cuales están el oso hormiguero gigante, el armadillo gigante, el perro de agua, el jaguar o tigre, el cunaguaro manigordo u ocelote, etc. La protección decretada para esta zona de Canaima es una garantía de supervivencia para estas especies. Otros de los mamíferos son el rabipelado, la pereza de tres dedos, ardilla, el picure, el chigüire, el puerco espín, el zorro cangrejero, la comadreja, el puma, el báquiro, etc. La avifauna también es muy variada y entre las especies más bellas están el gallito de las rocas, el campanero, el moriche, el violinero, el cristofué, el rey zamuro, etc. Entre los reptiles se encuentran la iguana, el morrocoy selvático, el camaleón y serpientes como la tragavenados, la anaconda, la coral, la mapanare, la cascabel, etc.
Parque nacional la llovizna
El Parque La Llovizna cuenta con una extensión de 160 hectáreas de áreas verdes, caídas de agua, lagunas, jardines, bosques, caminos de piedra y puentes, todo en perfecta armonía con el ambiente, que lo convierte en un lugar obligado de parada para a todos los que viven y visitan Ciudad Guayana.
La Llovizna también se ha convertido en un oasis para conservar diversas especies, brindándole atención personalizada a los visitantes, en especial a aquellos que acuden en grupos especiales como escuelas u otras instituciones.
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